¿Tienes inteligencia erótica? Si no es así, ¡poténciala!
Kim Catrall, la actriz que encarnaba a la multiorgásmica "Samantha" de la serie Sex and the City – y en ambas películas-, fue la envidia por años de muchas mujeres.
Por su personaje, claro. Y es que si bien no disfrutaba de una vida sentimental muy estable, sí manifestaba una sexualidad plena, que superaba por mucho a la de los otros tres personajes de la exitosa serie, incluida la propia protagonista "Carrie Bradshaw".
¿Qué marcaba la diferencia entre una y otra? No era su inteligencia intelectual, tampoco la emocional. Recordemos que todas eran profesionales y exitosas. Sin embargo, les faltaba un algo fundamental: inteligencia sexual.
Nos referimos a un concepto creado por dos psicólogos estadounidenses, Sheree Conrad y Michael Milburn, profesores e investigadores de la Universidad de Massachussets. En su trabajo los expertos explicaban que personas consideradas inteligentes contaban con una vida sexual frustrante. "Para estos autores, la dimensión erótica de cada persona está determinada por su coeficiente de inteligencia sexual que constituye una parcela de nuestra capacidad intelectual, tan importante como la inteligencia emocional, descrita recientemente por el psicólogo Daniel Goleman y los otros nueve tipos de inteligencia —lingüística, musical, naturalista, existencial, por mencionar algunas— propuestos por Howard Gardner", explica la psicóloga clínica Esther Morales León.
De hecho, los investigadores aseguran que "las personas menos inteligentes sexualmente sufren mucho dolor y confusión en su vida sexual".
¿Se puede mejorar?
Esther Morales reafirma el hecho de que gran parte de nuestra existencia está orientada directa o indirectamente al sexo, pero paradójicamente, no todo el mundo consigue una estabilidad emocional en su vida sexual. "Muchísimas personas inteligentes conviven con pasiones que conducen al desastre o con una vida sexual frustrante e insatisfactoria o inexistente", revela y para ello cita el estudio de Sheree Conrad y Michael Milburn, se estudiaron las apetencias sexuales de 500 personas, desde adolescentes hasta jubilados, mediante un test, que permite concretar el coeficiente sexual y de paso desvelar hasta qué punto una persona está contenta con su vida sexual.
Aproximadamente el 75% de los estadounidenses confiesa que el sexo es importante o esencial para su vida, pero al mismo tiempo, la mitad dice que constituye la causa de su estrés y otros están preocupados, porque no tienen relaciones eróticas con más frecuencia.
"La sabiduría sexual es una facultad que se puede medir, cuantificar y, sobre todo, potenciar. Ser sexualmente inteligentes —y tener una vida sexual mejor— no depende de la suerte, de la belleza o del sex appeal innato, sino de habilidades que las personas pueden adquirir, desarrollar y dominar con el tiempo. Por consiguiente, la inteligencia sexual es algo a lo que todo el mundo puede aspirar razonablemente y trabajar para conseguir", explica Esther Morales.
Poténciala
1) El primer componente del talento amoroso consiste en adquirir los conocimientos precisos para adentrarse en la relación de pareja. Quienes son sexualmente inteligentes poseen información científica precisa acerca de la sexualidad humana, por la que se guían en sus decisiones y en su conducta sexual.
2) Una vez liberados de las mentiras del sexo, el segundo paso hacia una vida sexual mejor se encuentra en descubrir nuestro propio sexo, averiguar qué nos atrae y excita, qué preferimos y cuáles facetas de nuestra conducta erótica nos plantean dificultades. Este pilar de la inteligencia sexual se denomina Conciencia del Yo Sexual Secreto, el cual alberga los verdaderos pensamientos, sentimientos y emociones que hacen que la vida amorosa sea más gratificante.
3) El tercer y último pilar de la inteligencia erótica tiene que ver con la conexión con los demás. El sexo es cosa de dos, mantener una vida sexual enriquecedora implica a otras personas. Para adquirir una buena habilidad y dominio de la sexualidad, tanto en lo que se refiere a la relación de pareja como consigo mismo, hay que abrirse a los demás. Una persona no alcanza un alto grado de inteligencia sexual hasta que domina ciertas habilidades sociales o interpersonales, que incluyen, entre otras cosas, la capacidad de hablar con la pareja sobre la vida sexual y de comprender el Yo erótico del amante. La inteligencia sexual implica aprender a ser sinceros con nosotros mismos y con nuestra pareja, sobre quiénes somos sexualmente
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